domingo, 4 de septiembre de 2011

Capsulas de amor y miedo


Minúsculas capsulas de microdosis diminutas de partículas de amor andante pueden ser depositadas en dosis aptas para el consumo humano. Además, si éstas son ingeridas y administradas durante el invierno, aumentan sus efectos, proporcionando calor y calidez al consumidor.

El problema es cuando te vuelves adicto. Cuando pasas de una microdosis a engullir todo el frasco de una. Y solo quieres dejarte llevar y sentir sentir sentir. Tu ritmo cardíaco se acelera, se aceleran las tardes, las siestas, los fríos, las calles, los buenos momentos, lo compartido, más rápido, más intenso, más, más más. Y ta, te vuelves adicto…pero… entre toda la vorágine vertiginosa del sentir, del disfrutar, del aquí y el ahora…taaaaaas, aparece otro sentimiento protagonista. El miedo. El miedo aparece discreto primero, mezclado con inseguridad, propia del vértigo de cuando uno se implica, siente, se entrega a lo que hace. Pero si ese miedo va creciendo en la sombra, llegará un punto en que se instalará en la duda, y a partir de ahí sólo seguirá hinchándose e hinchándose, acaparando lugar al amor, al deseo, a lo espontáneo, a la emoción, al sentir en si.

Moraleja? Ninguna supongo, o todas a la vez, sentir duele, pero sentir vale la pena. Tener miedo a sentir es como querer caminar hacia atrás en vez de hacia delante para pisar la misma tierra ya pisada y así asegurarnos de que no habrá sorpresas.



No te salves, Mario Benedetti

No te quedes inmóvil al borde del camino, no congeles el júbilo, no quieras con desgana, no te salves ahora ni nunca. no te salves, no te llenes de calma, no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo, no dejes caer los párpados pesados como juicios, no te quedes sin labios, no te duermas sin sueño, no te pienses sin sangre, no te juzgues sin tiempo.


pero si, pese a todo,no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas, entonces,

no te quedes conmigo.